La colaboración y un mayor acceso a créditos y mercados, claves para proteger del cambio climático a las regiones montañosas más vulnerables

Bizkaia, Noticias


Un  estudio internacional con la participación de Basque Centre for Climate Change (BC3), publicado en Nature Climate Change, ha puesto el foco en diez regiones montañosas de África

Los agricultores locales entrevistados, cerca de 1.500, se enfrentan a limitaciones para adaptarse al cambio climático que pueden abordarse a través del intercambio de recursos y conocimientos técnicos entre las administraciones y agentes internacionales

También se deben considerar otros aspectos como los conflictos violentos y las posibles consecuencias no deseadas de ciertas políticas nacionales de los territorios analizados

1.500 agricultores de diez regiones montañosas ubicadas en ocho países de África tropical han formado parte de un nuevo estudio internacional que ha contado con la participación del centro vasco Basque Centre for Climate Change (BC3). El objetivo ha sido analizar los impactos del cambio climático en estas comunidades vulnerables, cómo se estaban adaptando al mismo y las principales barreras y oportunidades que encontraban al hacerlo.

Los resultados, publicados en Nature Climate Change acompañados de un informe titulado “El cambio climático en las montañas africanas: un desafío creciente y la contribución de las respuestas de adaptación local”, evidencian que todas las regiones analizadas están experimentado efectos tangibles del cambio climático como la reducción del rendimiento de los cultivos y la producción ganadera (por ejemplo, maíz y leche de vaca), el aumento de plagas y enfermedades, el empeoramiento de la salud humana en general, la disminución de la disponibilidad de agua y el aumento de la erosión del suelo.

Ante este escenario, la investigación resalta la necesidad de actuar urgentemente en estas regiones, puntos calientes de biodiversidad y patrimonio cultural, cada vez más vulnerables al cambio climático, a través de estrategias de adaptación localizadas para mitigar los impactos socioecológicos y económicos que enfrentan las comunidades.

Los investigadores también han descubierto en su análisis que, en respuesta a los desafíos climáticos, las comunidades montañosas son resilientes y están empleando una amplia gama de estrategias de adaptación. Entre ellas se incluyen cambios en las prácticas agrícolas, como la adopción de nuevos cultivos, la inversión en la gestión del agua y el suelo, el uso de agroquímicos y una mayor atención veterinaria. 

Esta variación significativa en el número y tipo de respuestas de adaptación entre las diez regiones africanas subraya que un enfoque único para todas es inadecuado. En esta línea, el informe que acompaña los resultados busca promover para estos territorios un mayor acceso a créditos y mercados. Estas herramientas permitirán desarrollar soluciones impulsadas por la comunidad que respeten las características únicas de cada región. Además, aboga por una acción colaborativa entre las comunidades locales, los gobiernos y las organizaciones internacionales para co-desarrollar estrategias de adaptación sostenibles.

“Las acciones de adaptación por parte de actores externos en estas regiones deben basarse en enfoques participativos y coproducidos que sean culturalmente apropiados, justos y que reconozcan las experiencias, conocimientos y valores previos de las comunidades”, destaca la Dra. Noelia Zafra-Calvo, investigadora de BC3 que ha participado en el trabajo.

En esta línea, el trabajo también pone el foco en la necesidad de considerar otros aspectos como los conflictos violentos y las posibles consecuencias no deseadas de ciertas políticas nacionales de los territorios analizados. 

Particularidad del estudio

La Dra. Aida Cuni-Sánchez, líder del tema de investigación de sistemas socioecológicos resilientes de YESI y autora principal del trabajo desarrollado entre diferentes instituciones europeas y africanas, también destaca la complejidad del estudio por el hecho de que en la mayoría de las montañas analizadas no existen estaciones meteorológicas ni registros a largo plazo de los rendimientos de los cultivos. 

“El hecho de que no se hayan registrado cambios no significa que no hayan ocurrido. Nos acercamos a las percepciones de los agricultores y su conocimiento indígena como registros vivos de cambios pasados y demostramos que ha habido numerosos cambios climáticos e impactos en todas las montañas estudiadas. Esperamos que nuestro enfoque inspire a investigadores y profesionales que trabajan en otras regiones con déficit de datos, ya que el cambio climático nos afecta a todos por igual”, resalta la Dra. Cuni-Sánchez.

La investigación que ha contado con la colaboración de BC3 destaca así los desafíos en el análisis de los impactos del cambio climático en las montañas africanas, la resiliencia de sus comunidades y la necesidad urgente de intervenciones adaptadas a cada una de ellas. También subraya la necesidad de que las políticas climáticas se basen en las experiencias vividas y las prácticas de estas regiones.

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