Las ciudades de Europa se quedan atrás en adaptación al cambio climático

Basque Centre for Climate Change (BC3) es coautor de un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change que evidencia inconsistencias y esfuerzos escasos en un 70% de los planes urbanos
La investigación forma parte de una iniciativa europea más amplia para evaluar y mejorar la resiliencia climática de las ciudades del continente
Las ciudades de Europa se están quedando atrás en la adaptación al cambio climático y sus riesgos. Es la principal conclusión de un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change que ha contado con la participación destacada del centro de investigación vasco Basque Centre for Climate Change (BC3).
El trabajo revela que casi el 70% de los planes de adaptación climática en las ciudades europeas presentan inconsistencias significativas, lo que limita gravemente su eficacia para abordar los crecientes riesgos climáticos.
“Europa se calienta al doble de rápido que el resto del mundo y nuestra población está expuesta a riesgos climáticos cada vez mayores como inundaciones o incendios. Frente a este escenario, los planes de adaptación deben traducirse en acciones concretas, con enfoques integradores, fundamentados en datos y con mecanismos claros de seguimiento, para evitar que las poblaciones más vulnerables queden desprotegidas”, destaca Marta Olazabal, Ikerbasque Research Associate Professor en BC3 y coautora del artículo que subraya que esta “brecha de adaptación” plantea amenazas crecientes para el 75 % de los europeos que viven en ciudades.
“Europa se calienta al doble de rápido que el resto del mundo y nuestra población está expuesta a riesgos climáticos cada vez mayores como inundaciones o incendios. Frente a este escenario, los planes de adaptación deben traducirse en acciones concretas, con enfoques integradores, fundamentados en datos y con mecanismos claros de seguimiento, para evitar que las poblaciones más vulnerables queden desprotegidas”, destaca Marta Olazabal, Ikerbasque Research Associate Professor en BC3 y coautora del artículo que subraya que esta “brecha de adaptación” plantea amenazas crecientes para el 75 % de los europeos que viven en ciudades.
Para reducir esta brecha, la investigación presenta un novedoso marco para evaluar la coherencia interna de los planes de adaptación. En concreto, el estudio analizó 167 planes locales de adaptación climática de toda Europa y evaluó cinco dimensiones clave de coherencia: alineación del riesgo de peligro con los objetivos de adaptación; alineación del riesgo sectorial con las medidas; consideración de los riesgos para los grupos vulnerables; inclusión de los grupos vulnerables en el seguimiento y la evaluación; y participación de los grupos vulnerables en la planificación.
Si bien más de la mitad de los planes alinearon los riesgos ambientales con las acciones correspondientes, solo el 1% involucró eficazmente a las comunidades vulnerables, como las personas mayores, las personas de bajos ingresos y las minorías étnicas. Esto, según los autores del estudio, indica una falla generalizada en la integración de la equidad social en las estrategias climáticas.
Iniciativa europea
La investigación está enmarcada dentro de la iniciativa europea EURO-lcp que desde 2010 cuenta con un equipo académico de unos 40 investigadores en 28 países europeos desarrollando estudios en un total de 885 ciudades europeas.
El grupo lo lidera Diana Reckien, investigadora de la Universidad de Twente y autora principal del nuevo estudio, que aporta también conclusiones positivas como que el 52% de los planes analizados alinean plenamente los riesgos sectoriales con las medidas de adaptación.
Sin embargo, el trabajo observa que casi la mitad identifican los riesgos y no dan seguimiento con las acciones respectivas, el 49% de las medidas sectoriales se implementan sin una evaluación previa, solo el 1% involucran efectivamente a los grupos vulnerables y en los planes más antiguos la alineación entre los riegos y los objetivos climáticos es débil.
Esta falta de coherencia no solo limita la eficacia de la adaptación, sino que aumenta el riesgo de mala adaptación, donde las acciones pueden agravar involuntariamente las vulnerabilidades o desperdiciar recursos.
Por este motivo, los autores instan a los responsables de las políticas climáticas a fortalecer la coherencia interna de los planes de adaptación garantizando que las evaluaciones de riesgos sustenten todas las acciones planificadas, abordando explícitamente las vulnerabilidades sociales y creando procesos transparentes de participación y seguimiento.
“La adaptación climática debe ir más allá del papeleo. Sin una planificación consistente, inclusiva y basada en la evidencia, corremos el riesgo de dejar atrás a nuestras comunidades más vulnerables”, concluye Reckien.
El estudio establece un nuevo punto de referencia para evaluar los planes climáticos y ofrece herramientas prácticas para cerrar la brecha de adaptación, ayudando a las ciudades a construir futuros más resilientes y justos.