AZTI incorpora dos submarinos autónomos a la red de observación de la costa vasca para estudiar procesos que afectan a los ecosistemas marinos
AZTI ha integrado dos planeadores autónomos submarinos en el proyecto BIGFIS para monitorizar el comportamiento biogeoquímico de las aguas
Estos datos ayudarán a entender cómo las corrientes marinas afectan a los ciclos biogeoquímicos, esenciales para la cadena alimenticia marina y el ecosistema
La Diputación Foral de Gipuzkoa respalda la iniciativa mediante su programa de apoyo a la Red guipuzcoana de Ciencia, Tecnología e Innovación
Comprender el ciclo biogeoquímico -que incluye el intercambio y transformación de elementos vitales como el carbono, el nitrógeno y el oxígeno entre los organismos y su entorno- es crucial. En este contexto, AZTI coordina desde 2024 en el marco del proyecto BIGFIS, un análisis detallado de cómo la circulación oceánica influye en estos ciclos esenciales que sustentan la producción de nutrientes del fitoplancton, base de la cadena alimenticia oceánica.
El proyecto, financiado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, utiliza dos innovadores planeadores submarinos autónomos, conocidos como gliders. equipados con sensores avanzados. Estos dispositivos son capaces de recorrer la costa vasca para rastrear los procesos biogeoquímicos oceánicos y proporcionan datos a la red de observación existente que contribuye al seguimiento de la evolución de los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos. Esta información, junto con observaciones adicionales de satélites o de plataformas de observación existentes en la zona como radares de alta frecuencia y boyas de fondeo, ayuda a mejorar la comprensión de la relación entre la física y la biogeoquímica para llegar a entender mejor su impacto en dichos ecosistemas.
“La tarea de monitorizar los cambios biogeoquímicos en la columna de agua es compleja, pero gracias a nuestros gliders, podemos tomar mediciones detalladas y extensas, cubriendo hasta 1.000 metros de profundidad y más de 1.000 kilómetros de distancia, durante periodos de hasta uno o dos meses”, explica Iván Manso, experto en tecnologías marinas de AZTI y coordinador del proyecto.
Además, estos dispositivos tienen un impacto ambiental mínimo, ya que operan en completo silencio y se mueven mediante cambios en su flotabilidad, realizando trayectorias en forma de diente de sierra. “Cada vez que emergen a la superficie, transmiten los datos recopilados y reciben instrucciones para sus próximos movimientos”, añade Manso.
Los gliders ofrecen una perspectiva única, proporcionando información tridimensional que ilustra la interacción entre la física oceánica y el ciclo biogeoquímico. Los planeadores están equipados con sensores hidrográficos para medir la temperatura y la salinidad del agua. Además, uno de ellos incluye sensores adicionales para medir los niveles de oxígeno, turbidez, clorofila, materia orgánica disuelta y nitratos. El otro puede detectar bancos de peces pelágicos gracias a una ecosonda.
Complemento de una avanzada red de observación
Estos dispositivos no solo enriquecen la avanzada red de observación de Euskadi, sino que también proporcionan datos con amplia cobertura espaciotemporal en lugares difíciles de muestrear. Esta red incluye el Observatorio Marino del Cambio Climático del golfo de Bizkaia OBSERVAMAR y el Sistema de Oceanografía Operacional EuskOOS, operado por AZTI en colaboración con Euskalmet, que ofrece datos en tiempo real sobre el estado del mar desde la costa vasca hasta 150 kilómetros mar adentro.
El proyecto BIGFIS, con un año de duración, cuenta con el soporte financiero de la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de su Programa de apoyo a la Red guipuzcoana de Ciencia, Tecnología e Innovación.