AZTI y Onkologikoa investigarán sobre alimentación dirigida a prevenir el cáncer y alimentación óptima post-diagnóstico
Han identificado las alteraciones sensoriales percibidas en un grupo de más de 150 pacientes de cáncer en tratamiento de quimioterapia.
El reto es diseñar alimentos específicos para pacientes de cáncer en tratamiento de quimioterapia, adaptados a sus necesidades sensoriales y nutricionales
Un tercio de la mortalidad por cáncer se debe a causas evitables, como el consumo de tabaco y alcohol, el sedentarismo, la obesidad o una dieta poco variada y no equilibrada
AZTI y ONKOLOGIKOA colaborarán en proyectos de investigación sobre alimentación dirigida a la prevención y reducción de factores de riesgo de cáncer, así como en una alimentación específica una vez que el paciente ha sido diagnosticado. Esta colaboración se enmarca en el acuerdo para los próximos tres años firmado por Rogelio Pozo, director general de AZTI, y Ander Urruticoechea, director general de ONKOLOGIKOA, por el que se llevarán a cabo proyectos de investigación y desarrollo en el área de alimentos saludables y cáncer.
La alimentación juega un importante papel en la prevención del cáncer y también durante el transcurso de la enfermedad. Un tercio de la mortalidad por cáncer se debe a causas evitables como el consumo de tabaco y alcohol, el sedentarismo, la obesidad o una dieta poco variada y no equilibrada. Por otro lado, una vez diagnosticada la enfermedad, mantener un buen estado nutricional resulta fundamental para prevenir la frecuente desnutrición asociada al proceso oncológico y obtener un mayor beneficio del tratamiento terapéutico.
Un buen estado nutricional facilita tanto el tratamiento como la recuperación de la enfermedad, sin olvidar el importante componente psicológico y emocional que aporta el placer de comer, permitiendo que el paciente disfrute de una mejor calidad de vida.
En el marco de cooperación, AZTI trabajará en la investigación de productos personalizados; realizará el análisis de lipidómica de membrana (un análisis de sangre que permite conocer el estado de salud de una persona en base a los ácidos grasos que incorpora en su dieta) para caracterizar los segmentos de población en las enfermedades con las que trabajará el ONKOLOGIKOA; y desarrollará alimentos, suplementos y porciones para estudios de intervención en el centro.
ONKOLOGIKOA se centrará en investigar cómo afecta el cáncer en la digestibilidad y absorbabilidad de nutrientes y cómo paliar las alteraciones sensoriales que inciden en la nutrición de los pacientes.
Atención a las alteraciones sensoriales y preferencias alimentarias
Hay que tener en cuenta que hasta un 30% de los pacientes con cáncer ha perdido peso antes del diagnóstico y aproximadamente el 80% de los pacientes con cáncer avanzado sufre una pérdida de peso superior al 10% en el curso de la enfermedad. Entre los efectos secundarios asociados al tratamiento de quimioterapia y que pueden tener un impacto sobre la alimentación del paciente se encuentran las náuseas/vómitos, alteraciones del gusto y olfato, aparición de llagas en la boca, sequedad bucal, diarrea/estreñimiento, dificultad para la deglución o la anorexia.
AZTI, en colaboración con la Fundación ONKOLOGIKOA, ha identificado las alteraciones sensoriales percibidas en un grupo de 151 pacientes de cáncer en tratamiento de quimioterapia. Los resultados muestran que el 76% de los pacientes entrevistados afirma sufrir alguna alteración en el gusto. La sequedad bucal (63,6%), mal sabor de boca (45%), pérdida de gusto (43%), aparición de sabor metálico (39,7%) y una especial sensibilidad al frío (35,8%) son las alteraciones sensoriales más frecuentes en pacientes en tratamiento de quimioterapia. Además, estas alteraciones tienen un impacto sobre el apetito de los pacientes, de forma que aquellos pacientes que presentan sequedad bucal y mal sabor de boca o sabores metálicos tienen mayor probabilidad de experimentar un descenso en el apetito.
El mejor conocimiento de estas alteraciones sensoriales, junto con los requerimientos nutricionales específicos, plantea el reto de diseñar alimentos específicos para pacientes de cáncer en tratamiento de quimioterapia, adaptados tanto a sus necesidades sensoriales como nutricionales. El objetivo es ayudar a un mejor estado de salud general mediante una alimentación óptima para prevenir la malnutrición, así como afrontar los tratamientos terapéuticos.
En la actualidad, los productos alimenticios específicamente diseñados para los pacientes oncológicos son hiperproteicos e hipercalóricos, con texturas adaptadas a problemas de deglución y masticación, especialmente dirigidos a aquellos pacientes que padecen o están en riesgo de desnutrición. Estos productos, que también se emplean en el campo geriátrico, habitualmente se presentan en formato batido.
Sin embargo, no existe una oferta de productos que tengan en consideración los requerimientos sensoriales y las preferencias alimentarias de los pacientes oncológicos, manteniendo al mismo tiempo el aporte nutricional necesario. En este contexto, AZTI trabaja en el diseño de nuevos alimentos que estimulen la sensorialidad alterada a través de una experiencia multi-sensorial, favoreciendo una óptima nutrición y mejora del estado de ánimo, y por tanto de salud, gracias al incremento de la sensación de placer durante la alimentación del paciente.
El cáncer: un problema de salud pública mundial
El cáncer supone un importante problema de salud pública a nivel mundial, tanto por su alta incidencia como por su elevada morbi-mortalidad. En los últimos 20 años, el número de tumores diagnosticados ha experimentado un crecimiento constante en España debido al aumento poblacional y también a las técnicas de detección precoz y al aumento de la esperanza de vida, ya que el riesgo de desarrollar tumores aumenta con la edad. Según el informe anual editado por la Sociedad Española de Oncología Médica, uno de cada dos hombre y casi una de cada tres mujeres tendrá cáncer a lo largo de su vida.
Hay que destacar que, pese al aumento global de la incidencia del cáncer, la mortalidad de esta enfermedad ha disminuido. Las campañas de prevención y los avances en las técnicas de diagnóstico precoz y nuevos tratamientos han influido notablemente en este descenso.