El cambio climático redistribuirá los atunes
AZTI lidera un estudio sobre el impacto de las condiciones futuras del océano en la distribución y abundancia de seis especies de atún
La investigación anticipa, bajo los escenarios de un calentamiento global del mar, aumentos para las especies tropicales como el listado y el rabil, que concentran la mayoría del consumo humano, mientras el resto de especies se desplazarán hacia los polos.
Los resultados del estudio, liderado por los investigadores Haritz Arrizabalaga y Maite Erauskin, han sido publicados en la prestigiosa revista científica Global Change Biology
El aumento del listado y el rabil en la zona tropical, y el desplazamiento del resto de especies (bonito del norte, atún rojo Atlántico, patudo y atún rojo del sur) hacia aguas más frías son las principales conclusiones de una investigación liderada por AZTI, que ha analizado el impacto del cambio climático en las especies de atún más importantes.
El estudio, encabezado por los investigadores de AZTI Haritz Arrizabalaga y Maite Erauskin-Extramiana, ha tenido en cuenta el efecto de las condiciones ambientales en la distribución mundial de los túnidos como el bonito del norte, el atún rojo atlántico, el atún rojo del sur, el patudo tropical, el listado y los atunes de aleta amarilla o rabiles entre 1958 y 2004, lo cual ha permitido investigar la influencia del cambio climático en el futuro y hacer predicciones concretas.
“Durante el período histórico analizado, los límites de distribución del hábitat de los atunes se han desplazado hacia los polos a una velocidad de 6,5 km por década en el hemisferio norte y 5,5 km por década en el hemisferio sur.
En base a la influencia del cambio climático, en el futuro se esperan cambios todavía más acusados en la distribución de los atunes y en su abundancia, especialmente a finales del siglo (2080-2099)”, asegura Arrizabalaga.En concreto, el estudio prevé que los túnidos templados como el bonito del norte, el atún rojo atlántico y el atún rojo del sur se desplacen hacia los polos.
El patudo, por su parte, disminuirá en los trópicos para desplazarse a zonas más templadas. Por el contrario, el análisis pronostica que el listado y el rabil, principales atunes enlatados, se vuelvan más abundantes en las zonas tropicales, así como en la mayoría de las zonas de explotación de los países costeros, es decir en las franjas marítimas que se extienden desde su costa hasta una distancia de 200 millas náuticas.
“Teniendo en cuenta que la mayoría del consumo humano de proteína de atún procede del listado y del rabil de la franja tropical, los datos obtenidos constituyen relativamente buenas noticias para que la pesca del atún siga siendo una fuente de alimentación importante”, precisa el experto.
El estudio ha permitido analizar cómo cambiará la distribución mundial y la abundancia de las principales especies de atún debido al cambio climático y, de esta forma, cuantificar las tendencias futuras (cuánto se moverán) de las poblaciones.
“Los túnidos son recursos de gran importancia económica y una fuente de proteína clave para gran parte de la población. Con el cambio climático, su distribución espacial está cambiando y con ella las oportunidades de los distintos países de acceder a esta fuente de riqueza.
Este estudio pretende explicar lo que ha ocurrido en el pasado y predecir lo que pasará en el futuro, de modo que los países y flotas pesqueras puedan pensar en estrategias de adaptación a las nuevas circunstancias”, agrega Erauskin-Extramiana.
La investigación forma parte del programa de investigación IMBER-CLIOTOP (Climate Impacts on Oceanic Top Predators), una iniciativa de colaboración científica internacional, que tiene entre sus objetivos la predicción del impacto del cambio climático sobre grandes predadores como los atunes.
El estudio, que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Global Change Biology, ha sido impulsado por AZTI, en colaboración con el ICM-CSIC de Barcelona y CSIRO de Australia, y cuenta con el apoyo del Gobierno Vasco y de la Fundación Biodiversidad.
“Saber con antelación lo que ocurrirá en el futuro permite trabajar estrategias de adaptación a las transformaciones. Si una flota local de un país costero anticipa los cambios de abundancia y distribución de las especies objetivo, podrá adaptar su arte de pesca o cambiar de especie objetivo. Es posible que pueda seguir capturando la misma especie, pero invirtiendo en barcos mayores, que les permitan ir más lejos en busca de esos ejemplares”, concluye la investigadora.