El sector empresarial de la Biosalud en Euskadi da empleo a más de 8.000 profesionales

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Durante el año de la pandemia, el empleo del sector en Euskadi ha aumentado a un ritmo del 5%

La facturación del sector creció en 2020 un 5% hasta casi los 1.670 millones de euros, cantidad que representa ya el 2% del PIB vasco

Desde el Basque Health Cluster se apuesta por una estrategia de producción ‘Kilometro 0’ que garantice la capacidad de abastecimiento local ante nuevas alertas sanitarias

El momento dulce que vive el sector de la Biosalud en Euskadi se ha traducido en 2020, el año de la  COVID-19, en un significativo incremento del empleo. Durante el último año, las casi 200 empresas con actividad en el sector en Euskadi crearon cerca de 400 nuevos puestos de trabajo.

La cifra supone un aumento del 5% sobre 2019, en línea con la evolución de los últimos años, con incrementos anuales entre el 4% y el 8%. En total, la fuerza laboral del sector de empresas bio-salud en Euskadi asciende ya a casi 8.100 personas, en su mayor parte con un elevado nivel de especialización y profesionalización (doctorados, master en ciencias de la vida e ingenierías).

En Euskadi disponemos de grandes profesionales de la ciencia y la ingeniería -señala María Pascual de Zulueta, directora de Basque Health Cluster- pero notamos ciertas carencias formativas en aspectos relacionados con la regulatoria, la calidad y el análisis de datos, perfiles que se van a requerir en los próximos años”.

En su opinión, “el sector de la Biosalud en Euskadi es eminentemente femenino, sobre todo en sus áreas de fama, biotech y cuidado de salud, además de en investigación”. María Pascual de Zulueta, lamenta eso sí, que las mujeres “ocupan todavía pocos puestos de responsabilidad en las empresas de Biosalud de Euskadi.

Otra de las claves del sector de Biosalud en Euskadi en el último año ha sido el mantenimiento de la línea ascendente en ingresos e inversiones en I+D+i. El Basque Health Cluster estima que las empresas del sector facturaron el pasado año cerca de 1.670 millones de euros -equivalente al 2% de la riqueza generada en Euskadi-, con un aumento anual 5%.

Durante el último año se ha seguido creciendo, aunque la pandemia ha ralentizado el buen ritmo del sector”, explica la directora del Basque Health Cluster. Del mismo modo, las exportaciones también se han visto afectadas, “pero a finales del año y principios de 2021 se ha vuelto a retomar la actividad hasta representar el 20% de las ventas”.

En cuanto a inversiones en investigación y desarrollo, son numerosas las pymes que destinan el 100% de sus ingresos a esta partida, aunque la media en los últimos años ha sido del 10%. No obstante, se estima que la pandemia ha ralentizado el ritmo de inversiones hasta los 130 millones de euros, alrededor del 8% de la facturación total. “En 2020 se ha dedicado más intensidad a la I+D, pero se ha resentido la colaboración con los sistemas de salud por la pandemia”, constata María Pascual de Zulueta.

Producción ‘Kilómetro 0’

Entre los objetivos del Basque Health Cluster, su directora aspira a que el sector aumente su peso en un 50% sobre los niveles actuales del PIB vasco, hasta alcanzar el 3% en 2025. Para lograr este objetivo se apuesta por el tirón de los sectores más dinámicos como la medicina regenerativa, las terapias génicas, los dispositivos médicos para diagnósticos, así como las empresas de salud digital (e-health).

De igual modo desde el clúster vasco se aboga por reforzar la internacionalización de las empresas vascas: “nuestros productos se miden ya con los desarrollados y producidos en cualquier lugar del mundo – explica Pascual de Zulueta- y para ser competitivos, además de cumplir con las regulaciones y los sistemas de calidad más exigentes, tienen que demostrar una relación coste/beneficio mejor que los de la competencia”.

A juicio de esta responsable, el desarrollo de medicamentos y productos sanitarios “son además de bienes de alto valor añadido, productos esenciales, de primera necesidad en una economía del bienestar”. Pascual de Zulueta destaca que crisis como la actual pandemia “traen a un primer plano la necesidad de contar con una producción tipo ‘Kilómetro 0’, que nos dé autonomía, soberanía, independencia”.

A su juicio, esta estrategia se debería articular teniendo en cuenta capacidades de regiones adyacentes “y, por supuesto, de la eurorregión, buscando complementariedad. Para poder tener una capacidad fabril en Euskadi tenemos que apostar por este sector y, por tanto, por la adquisición de productos de ‘Km 0’ ”.

La responsable del Biocluster vasco pone como ejemplos en este sentido la parálisis por carencia de mascarillas, los reactivos para hacer más diagnóstico (bastoncillos de toma de muestra nasofaríngea), la falta de paracetamol en algunas regiones, o bien la incapacidad de producir suficientes vacunas o incluso oxígeno medicinal.

 

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