Neiker desarrolla dos nuevos tipos de substratos con lodos de depuradora y residuos metalúrgicos

Bizkaia

Neiker-Tecnalia, 06/03/2012

El Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, ha desarrollado dos nuevos tipos de tecnosuelos -suelos artificiales- para ser utilizados como substratos de cultivo en invernaderos. En su elaboración se han utilizado lodos derivados de la depuración de aguas residuales, cenizas de combustión de biomasa, residuos de la siderurgia y metalurgia, y paja de cebada. Los nuevos substratos demostraron tener buenas propiedades para el crecimiento de los cultivos, tales como sus niveles de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio), acidez adecuada y estabilidad de la materia orgánica en las mezclas. La investigación ha sido llevada a cabo por la doctora en Agricultura Fenxia Yao como parte de su trabajo de tesis doctoral, que ha sido presentada recientemente y supone la primera tesis doctoral en España dedicada a la investigación de tecnosuelos.

En los sistemas de producción hortícola y silvícola, la producción de plantas en contenedor ha experimentado un desarrollo espectacular en los últimos años por la ventaja que presenta respecto a la siembra directa o a la producción de planta en campo. El volumen total de medios de cultivo consumidos en la UE se estima entre 20 y 30 millones de m3 por año, cubriendo la turba un 85-90% de las necesidades de mercado. Como la turba es un material orgánico valioso y no renovable, es de interés la búsqueda de mezclas de productos residuales procedentes de procesos urbanos e industriales que sirvan de substituto de la turba, y al mismo tiempo contribuyan a un uso eficaz de los recursos.

Los investigadores de Neiker-Tecnalia, en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela, han desarrollado dos nuevos tipos de tecnosuelos para ser utilizados como substrato de cultivo en invernaderos. Ambos se elaboraron con lodos de EDAR, arena verde de fundición (arena utilizada en la industria de fundición de metal para crear los moldes sobre los que se vierte el metal fundido), escoria Linz-Donawitz (escoria procedente del refinado del acero), paja de cebada, y cenizas de combustión de biomasa. La diferencia se encuentra en el tipo de lodo empleado: anaeróbico, aeróbico y aeróbico tratado con cal, y en las proporciones de los materiales inorgánicos y orgánicos usados en las mezclas: un 5% de arena de fundición, un 10% de escorias de acería, un 2% de paja de cebada, un 23 o 33% de cenizas de combustión, y un 60 o 50% de lodo de depuradora.

Los resultados muestran que los tecnosuelos elaborados a partir de lodos aeróbicos contienen una mayor cantidad de nutrientes primarios, nitrógeno, fósforo y potasio, así como de carbono orgánico, mientras que si se mezclaban con cal presentaban una menor biodisponibilidad de fósforo. Los dos tecnosuelos tenían propiedades adecuadas de acidez lo que es de interés para la inmovilización de metales pesados y el desarrollo de los cultivos. Además, ambas promueven la estabilización de la materia orgánica, lo que favorece la duración de los substratos.

En cuanto al rendimiento de las plantas, los resultados muestran que las producciones más altas se obtienen en los tecnosuelos procedentes de mezclas donde se utiliza el lodo aerobio sin tratar con cal. Esto es coherente con la disponibilidad de nutrientes que hay en estas mezclas.

Una vía para la investigación científica

La investigación fue llevada a cabo por la doctora en Agricultura Fenxia Yao, que cursó su carrera en la Universidad de Agricultura de Shenyang (China). Fenxia Yao se ha convertido en la primera persona que presenta una tesis doctoral en España relacionada con los tecnosuelos. Esta tesis ha sido dirigida por la Dra. Marta Camps y el Dr. Felipe Macías, y ha sido defendida en la Universidad de Santiago de Compostela el pasado 31 de enero. Abre una importante vía para el estudio científico de los tecnosuelos y de las aplicaciones de los mismos.

Los tecnosuelos suponen una importante contribución al medio ambiente. Además de ser utilizados como substratos de cultivo, pueden emplearse para recuperar áreas degradadas por actividades extractivas de minerales, obras públicas, etc. Al mismo tiempo, sirven para reutilizar materiales, tanto orgánicos como minerales, que, de otro modo, irían a parar a los vertederos.

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